Solingen, noviembre de 1930
No puedo decirle a usted si llegará a ser un poeta o no. No existen poetas de diecisiete años, y hoy menos que nunca. Si posee usted el don para serlo, lo posee por su misma naturaleza y lo tenía ya cuando era niño. Pero si de este don llega a salir algo, si usted llega a tener algo importante que decir, no depende simplemente de ese don. Depende de que usted sea capaz de tomarse en serio a sí mismo y a la vida, de que viva usted con entereza y rectitud, y de que pueda resistir la tentación de hacer solamente aquello que se le antoja fácil al propio talento. En pocas palabras: depende de cuánto trabajo, sacrificio y renuncia es usted capaz de asumir. Si el mundo le ha de devolver a usted algo por todo esto, o le ha de quedar reconocido, es más que dudoso. Si no está usted poseído de la idea, si no preferiría usted morir antes que renunciar a su labor poética, mi consejo es: abandónelo.
Su escepticismo no tiene nada que ver con las preguntas que plantea por el momento. Este escepticismo es cosa natural en su edad. Si no logra usted superarlo en el plazo de algunos años, podrá ser un periodista, pero nunca un poeta. La sensatez en el hablar y en el vivir nada tienen que ver con la poesía.
Con los mejores deseos, y con el ruego de que no vuelva a escribirme hasta pasados los años, le saluda...
Hermann Hesse